En los últimos años se ha popularizado el desarrollo de
distintos métodos para añadir propulsión eléctrica a las bicicletas, con el fin
de asistir al pedaleo y que su uso resulte más atractivo para más personas.
El método habitual consiste en añadir un motor eléctrico en
una de las ruedas que sustituya temporalmente el pedaleo o que ayude
puntualmente al ciclista a remontar pendientes, por ejemplo.
El motor eléctrico suele estar alimentado por la
electricidad almacenada en una batería previamente cargada o que se carga al
circular, mediante el pedaleo.
También se están explorando otras opciones de suministro de
electricidad a los motores eléctricos de las bicicletas, desde la carga por
inducción a través del suelo de los carriles bici, a la carga por energía solar
y las células de combustible de hidrógeno.
A diferencia del funcionamiento de una batería convencional,
las células o pilas de combustible no almacenan la energía eléctrica
directamente, sino que la producen sobre la marcha mediante un vector
energético como puede ser el hidrógeno que al exponerse al oxígeno presente en
el aire produce electricidad debido a la reacción química que se produce.
Es como funciona, por ejemplo, el vehículo de Honda FCX
Clarity. De esta reacción entre el oxígeno y el hidrógeno el único residuo
resultante es agua.
La ventaja del hidrógeno es que proporciona electricidad
suficiente para propulsar la bicicleta unos 125 km a 20 km/h (la velocidad
máxima son 35 km/h) con un depósito completo, con unos 50 gramos de hidrógeno
comprimido.
En total, el accesorio propulsor pesa unos 2,5 kg. El coste
de una carga es inferior a los dos euros, aunque los investigadores que
desarrollan la Hy-Cycle aún tienen que resolver el modo en el que pueden
recargarse o reemplazarse las bombonas de hidrógeno.
Por otro lado, la compañía Daymak trabaja en el desarrollo
de un sistema de propulsión eléctrica para bicicletas que, al menos en teoría,
tendrá capacidad ilimitada al obtener la energía de la luz solar.
El sistema propuesto por Daymak consiste igualmente en un
motor eléctrico que se instala en la rueda posterior de cualquier bicicleta. En
torno al motor eléctrico hay unas pequeñas baterías de iones de litio y un
panel solar.
Cuando la bicicleta está expuesta al sol, parada o en
marcha, las baterías se cargan. Según Daymak, cada hora de exposición a la luz
añade un kilómetro de autonomía, y aquellos que recorran menos de 10 km al día
con la bicicleta siempre dispondrán de carga sin necesidad de recurrir a un
enchufe. Siempre y cuando la bicicleta permanezca expuesta a la luz solar.
El accesorio de Daymak es además aplicable a una bicicleta
convencional y su funcionamiento puede controlarse desde el teléfono móvil
para, por ejemplo, conocer la carga o configurar el umbral de asistencia del
motor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario