La electricidad desaprovechada es
aquella que se genera pero debido a diversas causas como problemas técnicos,
robo, fraude… nunca llega al cliente final; cuando se pierde menos electricidad,
más fuerte es la salud de su sector energético en términos de eficiencia y
solvencia financiera.
El caso Latinoaméricano es
particular ya que un 17% de la electricidad generada no llega a su destino, una
cifra que duplica la media registrada en los países de la OCDE y supone un
tercio del total mundial, esto basados en un informe realizado por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) con datos recopilados entre 2007 y 2011.
El total de electricidad que se
pierde en la región es mayor que el contabilizado en la mayoría de países en
vías de desarrollo y comparable a los niveles que registraba Estados Unidos en
1929. Con la electricidad que pierde Latinoamérica en un sólo año, se podría
dar cobertura a la demanda de todo un país como Perú durante dos años.
El organismo estima que esa
pérdida de electricidad representa una pérdida patrimonial que oscila entre
11.000 y 17.000 millones de dólares anuales, lo cual es entre un 0,19% y un
0,30% del Producto Interior Bruto (PIB) regional. En México por ejemplo, el costo
debido a la pérdida de electricidad alcanza los 4.400 millones de dólares
anuales, los cuales seria suficientes para subsidiar proyectos de interés social
en el país azteca.
Fuente: BID
Fuente: BID
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