Con el acompañamiento del Instituto Colombiano de
Antropología e Historia (ICANH) y la participación de cerca de 180 personas
entre arqueólogos, trabajadores de campo y personal administrativo, EPM
finalizó la etapa de rescate arqueológico en el área destinada para la
construcción de la subestación Nueva Esperanza en el municipio de Soacha,
Cundinamarca.
Este hallazgo, realizado con el liderazgo de la firma
consultora Ingetec S.A. y EPM, ya es considerado como uno de los más
importantes en Colombia, tanto por el tipo de huellas de asentamiento encontradas
como por el área en la que se realizó el rescate a cielo abierto, que ocupó una
extensión de 4.8 hectáreas, lo cual no tiene precedentes en el país.
En la zona del rescate arqueológico, contiguo a la cual
Codensa adelanta un trabajo similar, se identificaron vestigios de sociedades
que se asentaron en la región del Tequendama desde aproximadamente el año 900
antes de cristo (a.C.) hasta la llegada de los españoles, es decir, hace más de
3.000 años.
John Alexander González Larrota, Arqueólogo responsable de
la licencia otorgada por el ICANH para este rescate, explicó que “la relevancia
de este hallazgo reside en la información allí contenida sobre las pautas de
asentamiento, el desarrollo arquitectónico y agrícola de las sociedades que
habitaron el altiplano central colombiano y, en general, sobre aspectos
demográficos en tiempos prehispánicos. Se extrajeron aproximadamente
20 toneladas de material arqueológico, de las cuales el 10 %
son piezas completas que pueden exhibirse en museos, mientras que el restante
90% será utilizado para actividades de investigación científica”.
Finalizada la etapa de rescate, que duró un poco más de dos
años desde el momento del hallazgo hasta mediados de octubre de este año, EPM
bajo la supervisión del ICANH, comenzó la fase de análisis e interpretación de
las piezas rescatadas, en la que se elaborarán las respectivas hipótesis que
darán cuenta de la cultura que habitó este territorio y de los procesos
sociales que se desarrollaron en esta zona de la Sabana de Bogotá.
La divulgación de los resultados hará parte de una propuesta
concertada con la Mesa de Patrimonio Arqueológico del Municipio de Soacha, en
el marco de las disposiciones del ICANH como máxima autoridad en el tema.
El Gerente General de EPM y líder del Grupo EPM, Juan
Esteban Calle Restrepo, indicó que “como empresa responsable y respetuosa del
patrimonio cultural de la Nación, EPM invirtió más de $15.000 millones en el
rescate arqueológico de Nueva Esperanza y acató estrictamente los lineamentos
planteados por el ICANH, para garantizar la recuperación y preservación de la
información y de los vestigios del sitio”.
Por su parte, Leonidas Mesa Gómez, Director del Proyecto Nueva
Esperanza, precisó que esta gestión hace parte del Plan de Manejo Ambiental
aprobado para el proyecto, que se está cumpliendo con mucha rigurosidad”.
Qué se encontró en
Nueva Esperanza
El hallazgo arqueológico fue realizado en un lugar cercano
al Salto del Tequendama situado en el
sector “Canoas” de la vereda “El Charquito”, en el municipio de Soacha.
Se trata de un punto estratégico muy cercano a otros sitios arqueológicos de
gran importancia en la Sabana de Bogotá.
El lugar ha sido ocupado de manera continua como aldea desde
el denominado “período Herrera”, 900 a.C., lo cual no estaba registrado en los
documentos históricos, pues se creía que las sociedades de este período
prehispánico tenían asentamientos dispersos.
“En este caso tenemos no solamente continuidad en la ocupación sino
también en la concentración de asentamientos y en el uso de estructuras
rectangulares elaboradas con postes de madera de gran tamaño, no reportadas
hasta el momento en la arqueología de la sabana ni del altiplano
cundiboyacense”, explicó González Larrota.
En el lote se encontraron viviendas y espacios de enterramiento
humano y de tipo ceremonial. También restos óseos de animales, cientos de
volantes de huso tallados en piedra, utilizados para hilar algodón; vestigios
cerámicos y líticos en su mayoría fragmentados, vasijas y herramientas para la
caza y la agricultura.
El escenario permite documentar cómo se conformó esta aldea
desde épocas muy tempranas, de qué manera se mantuvo y cómo cambió a través del
tiempo hasta la llegada de los españoles. En el área excavada no se hallaron
edificaciones o monumentos que requirieran su conservación en el sitio, razón
por la cual se dio vía libre a la construcción de las obras.
Innovación en materia
arqueológica
La recuperación de las piezas arqueológicas se hizo a través
de un ejercicio metodológico excepcional en términos de incorporar nuevas
metodologías a los procedimientos de excavación tradicionales, teniendo en
cuenta el tamaño de la excavación en espacio abierto y la dimensión del equipo
científico compuesto por gran cantidad de arqueólogos que desarrollaron
procedimientos técnicos y metodológicos muy refinados de excavación,
referenciación, descripción, análisis y conservación de los hallazgos.
El uso de tecnologías de punta como el georadar, para
identificar cambios en la densidad del subsuelo que sugirieran la presencia de
rasgos arqueológicos y enfocar los trabajos de excavación; la aplicación de
técnicas de Ingeniería para controlar avances y optimizar rendimientos; el
ahorro de procesos y el aumento del rendimiento en la excavación, gracias al
uso de soportes para el zarandeo o cribado de los materiales, fueron entre
otras las innovaciones que permitieron realizar este rescate en tiempo récord,
sin afectar la rigurosidad científica de las excavaciones, para permitir el
inicio de las obras.
El proyecto de transmisión eléctrica Nueva Esperanza
beneficiará a más de 12 millones de personas de Cundinamarca, Norte del Tolima,
Meta y Guaviare. Su construcción, iniciada recientemente en la zona del Guavio
y en el sitio de la subestación en el municipio de Soacha, aumentará la
capacidad de transporte de energía y la confiabilidad del sistema eléctrico que
abastece a la región Centro Oriental del país.
Como señala Lucia Lanzoni, “esta lamparita permitirá que la
gente que vive en áreas sin acceso a la electricidad extienda sus actividades
diurnas a la noche. Los niños podrán seguir estudiando, y las familias podrán
cocinar y mantener sus negocios abiertos”.
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