viernes, 31 de octubre de 2014

Boletín 42 - EPM finalizó el rescate del hallazgo arqueológico en el proyecto Nueva Esperanza


Con el acompañamiento del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) y la participación de cerca de 180 personas entre arqueólogos, trabajadores de campo y personal administrativo, EPM finalizó la etapa de rescate arqueológico en el área destinada para la construcción de la subestación Nueva Esperanza en el municipio de Soacha, Cundinamarca.

Este hallazgo, realizado con el liderazgo de la firma consultora Ingetec S.A. y EPM, ya es considerado como uno de los más importantes en Colombia, tanto por el tipo de huellas de asentamiento encontradas como por el área en la que se realizó el rescate a cielo abierto, que ocupó una extensión de 4.8 hectáreas, lo cual no tiene precedentes en el país.

En la zona del rescate arqueológico, contiguo a la cual Codensa adelanta un trabajo similar, se identificaron vestigios de sociedades que se asentaron en la región del Tequendama desde aproximadamente el año 900 antes de cristo (a.C.) hasta la llegada de los españoles, es decir, hace más de 3.000 años.

John Alexander González Larrota, Arqueólogo responsable de la licencia otorgada por el ICANH para este rescate, explicó que “la relevancia de este hallazgo reside en la información allí contenida sobre las pautas de asentamiento, el desarrollo arquitectónico y agrícola de las sociedades que habitaron el altiplano central colombiano y, en general, sobre aspectos demográficos en tiempos prehispánicos. Se extrajeron aproximadamente
20 toneladas de material arqueológico, de las cuales el 10 % son piezas completas que pueden exhibirse en museos, mientras que el restante 90% será utilizado para actividades de investigación científica”.
Finalizada la etapa de rescate, que duró un poco más de dos años desde el momento del hallazgo hasta mediados de octubre de este año, EPM bajo la supervisión del ICANH, comenzó la fase de análisis e interpretación de las piezas rescatadas, en la que se elaborarán las respectivas hipótesis que darán cuenta de la cultura que habitó este territorio y de los procesos sociales que se desarrollaron en esta zona de la Sabana de Bogotá.

La divulgación de los resultados hará parte de una propuesta concertada con la Mesa de Patrimonio Arqueológico del Municipio de Soacha, en el marco de las disposiciones del ICANH como máxima autoridad en el tema.


El Gerente General de EPM y líder del Grupo EPM, Juan Esteban Calle Restrepo, indicó que “como empresa responsable y respetuosa del patrimonio cultural de la Nación, EPM invirtió más de $15.000 millones en el rescate arqueológico de Nueva Esperanza y acató estrictamente los lineamentos planteados por el ICANH, para garantizar la recuperación y preservación de la información y de los vestigios del sitio”.  Por su parte, Leonidas Mesa Gómez, Director del Proyecto Nueva Esperanza, precisó que esta gestión hace parte del Plan de Manejo Ambiental aprobado para el proyecto, que se está cumpliendo con mucha rigurosidad”.

Qué se encontró en Nueva Esperanza
El hallazgo arqueológico fue realizado en un lugar cercano al Salto del Tequendama situado en el  sector “Canoas” de la vereda “El Charquito”, en el municipio de Soacha. Se trata de un punto estratégico muy cercano a otros sitios arqueológicos de gran importancia en la Sabana de Bogotá.
El lugar ha sido ocupado de manera continua como aldea desde el denominado “período Herrera”, 900 a.C., lo cual no estaba registrado en los documentos históricos, pues se creía que las sociedades de este período prehispánico tenían asentamientos dispersos.  “En este caso tenemos no solamente continuidad en la ocupación sino también en la concentración de asentamientos y en el uso de estructuras rectangulares elaboradas con postes de madera de gran tamaño, no reportadas hasta el momento en la arqueología de la sabana ni del altiplano cundiboyacense”, explicó González Larrota.
En el lote se encontraron viviendas y espacios de enterramiento humano y de tipo ceremonial. También restos óseos de animales, cientos de volantes de huso tallados en piedra, utilizados para hilar algodón; vestigios cerámicos y líticos en su mayoría fragmentados, vasijas y herramientas para la caza y la agricultura. 
El escenario permite documentar cómo se conformó esta aldea desde épocas muy tempranas, de qué manera se mantuvo y cómo cambió a través del tiempo hasta la llegada de los españoles. En el área excavada no se hallaron edificaciones o monumentos que requirieran su conservación en el sitio, razón por la cual se dio vía libre a la construcción de las obras.
Innovación en materia arqueológica
La recuperación de las piezas arqueológicas se hizo a través de un ejercicio metodológico excepcional en términos de incorporar nuevas metodologías a los procedimientos de excavación tradicionales, teniendo en cuenta el tamaño de la excavación en espacio abierto y la dimensión del equipo científico compuesto por gran cantidad de arqueólogos que desarrollaron procedimientos técnicos y metodológicos muy refinados de excavación, referenciación, descripción, análisis y conservación de los hallazgos.

El uso de tecnologías de punta como el georadar, para identificar cambios en la densidad del subsuelo que sugirieran la presencia de rasgos arqueológicos y enfocar los trabajos de excavación; la aplicación de técnicas de Ingeniería para controlar avances y optimizar rendimientos; el ahorro de procesos y el aumento del rendimiento en la excavación, gracias al uso de soportes para el zarandeo o cribado de los materiales, fueron entre otras las innovaciones que permitieron realizar este rescate en tiempo récord, sin afectar la rigurosidad científica de las excavaciones, para permitir el inicio de las obras.
El proyecto de transmisión eléctrica Nueva Esperanza beneficiará a más de 12 millones de personas de Cundinamarca, Norte del Tolima, Meta y Guaviare. Su construcción, iniciada recientemente en la zona del Guavio y en el sitio de la subestación en el municipio de Soacha, aumentará la capacidad de transporte de energía y la confiabilidad del sistema eléctrico que abastece a la región Centro Oriental del país. 

Como señala Lucia Lanzoni, “esta lamparita permitirá que la gente que vive en áreas sin acceso a la electricidad extienda sus actividades diurnas a la noche. Los niños podrán seguir estudiando, y las familias podrán cocinar y mantener sus negocios abiertos”.

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