La Autoridad de Regulación
Nuclear de Japón (NRA) publicó hoy un informe preliminar que afirma que la
central atómica de Sendai (suroeste del país) es la primera que cumple los
nuevos requisitos de seguridad establecidos tras el accidente de Fukushima.
El informe es un paso clave para
la reactivación de esta planta -que sería la primera en operar comercialmente
bajo la nueva normativa- en un momento en el que los 48 reactores de los que
dispone Japón permanecen apagados ante la creciente preocupación por la
seguridad en las centrales del país tras la catástrofe de 2011.
Para volver a generar
electricidad todas estas instalaciones deben cumplir con las nuevas normas de
seguridad frente a terremotos y tsunamis introducidas por la NRA en julio de
2013.
Pese a que el informe abre la
puerta a la reactivación de los dos reactores de la central de Sendai, situada
en la prefectura de Kagoshima, no se espera su puesta en funcionamiento al
menos hasta el próximo otoño, ya que el operador de la planta, Kyushu Electric
Power, espera lograr primero el visto bueno de la población local.
El accidente en la planta nuclear
de Fukushima Daiichi, provocado por el terremoto de 9 grados y posterior
tsunami que golpearon sus reactores el 11 de marzo de 2011, ha sido el peor
desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986 y ha provocado que muchos japoneses
rechacen el uso de la energía nuclear.
En las últimas encuestas
publicadas por los medios nipones, más del 50 por ciento de los consultados se
mostraron en contra de reactivar ese tipo de centrales.
Sin embargo, los costes para
generar electricidad en Japón mediante plantas térmicas se han disparado tras
el accidente, por lo que el Gobierno del primer ministro Shinzo Abe ha apostado
por llevar a cabo el proceso de reactivación una vez que las centrales cumplan
con las nuevas regulaciones.
Además de Kyushu Electric Power,
otras ocho compañías eléctricas regionales de Japón han solicitado revisiones
de la NRA para cumplir el nuevo marco legal.
Después del accidente de
Fukushima, Japón solo reactivó dos reactores nucleares en la planta de Oi
(oeste) ante el riesgo de apagones en esa zona del país. Sin embargo, ambas
unidades fueron apagadas en septiembre de 2013 para ser sometidas las
revisiones rutinarias que deben realizarse cada 13 meses como marca la ley en
Japón.
Hasta hoy, ninguna central había
recibido el visto bueno de la NRA para volver a operar bajo las nuevas
normativas aprobadas en julio de 2013.